El espacio público es un lugar donde ocurren procesos sociales, es un escenario de
interacciones, incluso, una extensión de lo privado si logramos compartir nuestra
identidad en ellos. Por lo tanto, las expresiones aquí son parte de un reflejo de
quienes lo habitan, se convierte en una identidad que evoluciona desde lo particular
a lo colectivo.
De lo anterior, la importancia de que estos elementos de la ciudad estén al alcance
de quienes forman parte de las comunidades urbanas, para que funcione como un
punto de encuentro donde lo privado se comparte, se proyecta, se confronta y
evoluciona, mientras que lo público se observa, se interactúa y se apropia.
Actualmente, el espacio público, suele definirse a partir de espacios restantes,
lugares vacíos o áreas que se establecen de manera secundaria al priorizar el
comercio, la industria, la vivienda, entre otros espacios que tiene un valor de
producción económica para la ciudad. Contrario al pasado, donde dentro de la
comunidad se definían los espacios públicos de manera central, jerárquica y como
puntos de partida, diseñados para albergar distintas actividades mientras que
permanecían a la vista y se identificaban por quienes habitaban la ciudad. Sumado
a que estos espacios no solo existen como bien público, si no que recorren distintas
dimensiones, como lo son la territorial, la política, social, económica y cultural,
traducidos a diferentes tipologías como lo son plazas, museos, parques, edificios
administrativos, centros educativos, mercados, entre otros.
Por eso se habla del espacio público como un derecho, porque es una herramienta
para el desarrollo comunitario. Lamentablemente su presencia y jerarquía como
elemento de la ciudad ha dejado de pesar para la planeación urbana de la misma,
dejando conjuntos poblacionales con un acceso limitado a estos espacios.
Los espacios públicos y la contingencia sanitaria
La salud física y mental fueron dos virtudes desafiadas en estos últimos años debido
a la pandemia del SARS-CoV-2, se vivieron momentos donde mantenerse aislados
era necesario para conservar la sanidad y evitar contagios, incluso en nuestros
hogares, donde los espacios que se compartían con más habitantes, se evitaban,
reduciendo nuestras interacciones al mínimo.
De igual forma los lugares públicos se evadían, pero conforme se fueron
disminuyendo los contagios y la contingencia se volvía menos restrictiva, estos
lugares se convirtieron en refugios, donde se encontraban extensiones de los
espacios donde nos habíamos atrincherado. Lo externo se volvía una opción de
encuentro y aunque el distanciamiento seguía siendo un común acuerdo, la amplitud
de las áreas libres de la ciudad nos permitía volver a intercambiar experiencias en
el territorio.
Por otra parte, en este punto y en lo consiguiente, quien no tuviera accesos a estos
escenarios, se le veía buscando otras alternativas de intercambio social, que,
aunque eran útiles como la virtualidad, no sustituían las dimensiones de desarrollo
social y emocionales características del espacio público.
Recomendado: ¿Qué criterios determinan buenos espacios públicos?
La presencia del espacio público en las zonas más densas de la Zona Metropolitana de Querétano
En la Zona Metropolitana de Querétaro (ZMQ) para el 2022, de acuerdo a datos del
INEGI, la población contaba con un millón 582 mil 820 habitantes, por lo que
actualmente, la demanda de los espacios donde se puedan realizar las
interacciones previamente mencionadas es alta.
En un artículo de la Asociación Nacional de Parques y Recreación de México se
menciona que, de acuerdo a los cálculos en 2018 del Instituto de Recursos
Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) los mexicanos solo tenemos acceso a 1.2
m2 de espacio público por habitante. También se estima que el 79% de la población
que no tiene acceso a un espacio público a una distancia caminable
(aproximadamente 10 minutos) de sus viviendas, tiene un grado de marginación de
medio a muy alto.
Por lo que se decidió hacer una evaluación gráfica de los espacios públicos y su
relación con las zonas de la ciudad con mayor cantidad de habitantes por manzana
(hab/ma), esto con el fin de observar si la presencia de estos lugares logra cubrir la
demanda de la comunidad, la cobertura fue evaluada con el parámetro de una
distancia caminable de 10 minutos, que de acuerdo a la velocidad promedio de un
adulto joven al caminar, equivaldría a un radio de 800 m. Para la evaluación no se
tomaron en cuenta la calidad de los espacios o el estado de uso. El estudio fue
enfocado en la Delegación Josefa Vergara y en la Zona Centro Histórico de la
ciudad.
Como se observa en la Ilustración 1 el equipamiento deportivo tiene una cobertura
casi completa, existen una gran cantidad de canchas de fútbol y basquetbol, aunque
para quienes buscan practicar otros deportes como voleibol, beisbol o deportes
individuales como natación o atletismo, entre los más comunes, no cuentan con la
infraestructura necesaria para practicarlos en la gran mayoría de espacios de
equipamiento deportivo.
Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI 2020
En cuanto a parques y jardines, como se observa en la Ilustración 2 la cobertura
también es amplia, pero con varias zonas desentendidas. Se entienden como
jardines y parques a espacios arbolados destinados para el área verde y mobiliario
recreativo que pueden ser transitados por los habitantes. Es importante que al
momento de ser planteados estos ser planteados estos espacios, sean habitables
y cuenten con la vegetación suficiente para generar un confort térmico que invite a
permanecer.
Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI 2020
Por último, los museos, galerías o salas de exposición se encuentran centralizados
en la zona del centro histórico, como se observa en la y aunque el arte suele
expresarse en cualquier lugar, comúnmente en el espacio más público como lo es
la calle, se requieren más lugares donde se de este encuentro en publicaciones del
arte, reflejo de la visión de las ideas de las comunidades.
Al final, como se puede observar en los mapas la cobertura es buena, sin embargo,
como habitante y observador de las actividades de la zona y la vida pública
comparto que la calidad y la diversificación de los espacios tiene que mejorar. Si ya
existe, se debe otorgar el mantenimiento y brindarle la atención para que de verdad
sea una herramienta de desarrollo para la comunidad y no termine siendo un lugar
vacío con abandono y foco de riesgo.
Fuente: Elaboración con propia con datos del INEGI 2020
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